Presidente de Venezuela en dos oportunidades (1974-1979 y 1989-1994), Carlos Andrés Pérez ha pasado a la historia por ser el primer magistrado de la República en ser condenado (30.5.1996) por malversación de fondos públicos. Asimismo, durante su última gestión presidencial sucedieron una serie de acontecimientos (27 de febrero de 1989, 4 de febrero de 1992 y 27 de noviembre de 1992) que evidenciaron el agotamiento de un modelo político del cual él mismo era uno de sus máximos representantes. Fue el penúltimo de los 12 hijos del matrimonio de Antonio Pérez y Julia Rodríguez. Nació en Rubio (edo. Táchira) el 27 de octubre de 1922.
La educación primaria la cursó en su ciudad natal. En 1935 llega con su familia a Caracas, donde ingresa al liceo Andrés Bello para continuar sus estudios, graduándose de bachiller en filosofía. Ya durante este tiempo, mostró sus inclinaciones por la política, al actuar como presidente del Centro de Estudiantes de dicha institución.
Inicio y consolidación de su vida política
En 1938, se incorpora a las filas del Partido Democrático Nacional, que luego daría origen al Partido Acción Democrática en 1941. Inició estudios de derecho en la Universidad Central de Venezuela, pero los interrumpió por los cambios políticos que se produjeron en el país a consecuencia del 18 de octubre de 1945, que lo llevó a desempeñar importantes cargos políticos: secretario privado del presidente de la Junta de Gobierno, Rómulo Betancourt, y secretario del Consejo de Ministros. En 1946, fue electo diputado a la Asamblea Legislativa del estado Táchira y en 1947, diputado al Congreso Nacional por la misma entidad federal. En 1948, durante el derrocamiento de Rómulo Gallegos, fue detenido al participar en los esfuerzos por instalar en Maracay un Gobierno de emergencia que supliera, conforme a la Constitución, al primer magistrado depuesto por la asonada militar del 24 de noviembre. En ese mismo año contrajo matrimonio con su prima, Blanca Rodríguez, con la cual tendría cinco hijos. Permaneció un año prisionero en Caracas (1949), hasta que fue expulsado del país.
Regresó clandestinamente a Venezuela para incorporarse a la resistencia que desarrollaba el partido Acción Democrática en contra de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, siendo arrestado y confinado en Puerto Ayacucho. Tras una segunda expulsión, se unió en La Habana a Rómulo Betancourt.
Posteriormente, a raíz de los sucesos del 23 de enero de 1958, retornó a Venezuela dedicándose de inmediato a la consolidación del incipiente sistema democrático y a la reorganización de Acción Democrática en el estado Táchira. En diciembre de 1958, es electo diputado por su estado para el quinquenio 1959-1964. Llamado por el presidente Betancourt, se desempeña como el primer director general del Ministerio de Relaciones Interiores (1960) y luego, es designado titular de la misma cartera, tocándole enfrentar enérgicamente los alzamientos guerrilleros fomentados por la izquierda con el apoyo del Gobierno cubano.
El 18 de febrero de 1963 asume provisionalmente la presidencia, supliendo a Betancourt, quien viaja al exterior. Durante los cinco años del Gobierno de Raúl Leoni (1964-1969) volvió al Congreso Nacional como jefe de la fracción parlamentaria de Acción Democrática. En 1968 figura en dicha organización como secretario nacional y miembro del Comité Ejecutivo Nacional, posición en la cual permaneció durante el quinquenio presidido por Rafael Caldera (1969-1974).
Presidencias
Postulado como candidato de Acción Democrática a la presidencia en las elecciones del 9 de diciembre de 1973, lanza la consigna «Democracia con energía», obteniendo el triunfo con 2.142.427 votos, asumiendo el poder el 12 de marzo de 1974. En su primer año de Gobierno desarrolló dos iniciativas relacionadas con el ámbito cultural: la Biblioteca Ayacucho (calificada colección de las obras maestras de las letras latinoamericanas) y el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, para la capacitación de millares de estudiantes venezolanos en los centros universitarios más prestigiosos del mundo.
En 1975 nacionaliza la industria del hierro y al año siguiente, la industria del petróleo. Al fin de su mandato pudo afirmar la absoluta normalidad registrada en el orden militar durante todo el ejercicio de su quinquenio. Por su desvelo insistente en la protección a la naturaleza y en pro de la recuperación ecológica, recibió en 1975 el reconocimiento mundial del Premio «Earth Care», otorgado por primera vez a un jefe de Estado de América Latina. En 1976 se convirtió en el vicepresidente de la Internacional Socialista. En 1979 entrega el cargo de presidente a su sucesor Luis Herrera Campins y se incorpora a la Cámara del Senado como miembro vitalicio.
El 2 de octubre de 1987 fue escogido de nuevo por su partido como candidato a la Presidencia de la República, resultando electo en los comicios del 4 de diciembre de 1988 con 3.879.024 votos (52, 91 % de los sufragantes) para el periodo 1989-1994. Durante su segundo mandato, le tocó enfrentar graves manifestaciones de violencia cívica y militar, una intensa oposición política, y un antejuicio de mérito ante la Corte Suprema de Justicia por malversación de fondos públicos. El 16 de febrero de 1989 presentó ante el país un programa de ajustes macroeconómicos de orientación neoliberal con cuya aplicación se buscaba resolver los problemas nacionales de mayor entidad y encausar sus acciones hacia la normalización de las variables fundamentales.
Entre las primeras medidas puestas en práctica estuvo el aumento del precio de la gasolina, lo que incidió significativamente en el encarecimiento del transporte colectivo, por lo que los días 27 y 28 de febrero de 1989 surgieron una serie de protestas, realizadas por quienes viviendo en las ciudades dormitorios de Caracas debían trasladarse a diario a trabajar en esta capital. En poco tiempo, el movimiento que comenzó en Guarenas se extendió rápidamente a Caracas y otras ciudades—La Guaira, Valencia, Barquisimeto, Mérida, Guayana y los Valles del Tuy—convirtiéndose en pobladas que saquearon todo lo que se encontraba a su paso, hecho este que obligó a las fuerzas del Gobierno actuar con todo rigor, incluida la utilización del Ejército.
Con motivo de los acontecimientos de los días 27 y 28 de febrero y los excesos represivos, el presidente Pérez perdió mucha de la popularidad que lo acompañó al comenzar su segundo mandato. Por tal motivo, en los días sucesivos se produjeron varias manifestaciones en su contra, las que conjuntamente con las críticas políticas formuladas por varios partidos y sectores a él y a su programa, debilitaron el piso político en el que se sustentaba. En tal sentido, a pesar que durante este lapso se implementaron medidas (el aumento de sueldos, un programa de becas alimentarias, una política de subsidios directos a los componentes de la canasta alimentaria básica, así como la constitución de 42.000 hogares de cuidado diario) orientadas a compensar a las clases populares por el impacto en las mismas del programa de ajustes macroeconómico de Pérez, la situación social empeoró progresivamente.
Intentos de golpe de Estado y juicio político
En la madrugada del 4 de febrero de 1992 Venezuela fue sacudida por un intento de golpe de Estado cuyos dirigentes proclamaban su justificación en el deterioro de la situación social y el aumento de la corrupción administrativa. Derrotada la sublevación por las fuerzas leales al presidente y recluidos sus cabecillas en prisión, Carlos Andrés Pérez se comprometió ante la opinión pública a corregir algunos aspectos de sus medidas; pero la dinámica iniciada no podía ser objeto de contramarchas inmediatas, por lo que el proceso de deterioro no se detendría.
El 27 de noviembre de 1992, se produjo una nueva asonada militar, esta de mayor gravedad que la anterior debido a la participación de parte de la Fuerza Aérea, por la jerarquía de sus máximos dirigentes y la incorporación al mismo de sectores civiles. Sin embargo, luego de combates por aire y por tierra los sublevados fueron vencidos por las fuerzas que se mantuvieron al lado del presidente. Pese a la derrota de los alzamientos militares, la presión política contra Carlos Andrés Pérez se incrementó, llegando a expresarse en la propuesta de su remoción del cargo.
En marzo de 1993 el fiscal general de la República introdujo una acusación en su contra por malversación de 250 millones de bolívares de la partida secreta por cuyo manejo era responsable. El 20 de mayo siguiente la Corte Suprema de Justicia dictaminó que había méritos suficientes para su juicio, por lo que el Congreso Nacional resolvió destituirlo para que continuara dicho proceso. Una vez retirado de la Presidencia de la República fue consignado en el Retén Judicial de El Junquito y de allí, en aplicación de las previsiones legales relativas a límites de edad para el encarcelamiento, pasó a su casa donde fue recluido en espera de la sentencia del caso. El 30 de mayo de 1996, la Corte Suprema de Justicia lo condenó por malversación genérica agravada a dos años y cuatro meses de arresto domiciliario.
Falleció a causa de un infarto, a los 88 años de edad, el 25 de diciembre de 2010, en la ciudad de Miami (EE.UU.), en donde permanecía en calidad de exiliado desde el año 2000.
Fuente: http://www.venezuelatuya.com
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