Ana María Campos, hija de Don Domingo Campos y Doña María Cubillán, nació en los Puertos de Altagracia, estado Zulia.
En plena juventud, ofreció su ayuda a los patriotas y su colaboración en la organización y participación en las reuniones clandestinas, dejando oír su voz. Fue en uno de estos encuentros que dejó conocer su frase célebre inmortal: “Si Morales no capitula, monda”.
Ana María Campos fue delatada, hecha prisionera y conducida ante el gobernador de Maracaibo, capitán Francisco Tomás Morales, quien perseguía a los patriotas con saña. Frente a Morales, la joven Ana no se desanimó, por el contrario, con la frente en alto le explicó las razones que la inducían a creer que si no capitulaba estaba perdido.
La joven, nunca pudo recuperarse del maltrato físico que recibió, pero logró estar con vida y presenciar cómo sus sueños de libertad se hacían realidad con la victoria de los patriotas en la batalla naval del lago de Maracaibo, el 24 de julio de 1823, donde se selló la independencia de la provincia de Maracaibo, obligando a Morales a acogerse a los exigentes artículos de capitulación ofrecidos por los independentistas.
El 17 de octubre de 1828 muere Ana María. Algunos historiadores afirman que fue bañándose en las aguas del lago al sufrir un ataque de epilepsia producto del trauma físico que le dejó la tortura a la cual fue sometida; otros aseguran, que una vez liberada caminó un largo trayecto y devastada por el cansancio y el quebranto físico cayó a las puertas de un convento donde fue atendida por un médico, pero al poco tiempo falleció.
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