Hace casi 90 años, en el 15º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), la burocracia encabezada por Stalin y el jefe revolucionario Lenin, consolidaba su poder expulsando a quien fuera. Esa burocracia llevó a la URSS al fracaso. Las críticas y propuestas revolucionarias de Trotsky le valieron su expulsión del partido.
De manera que el 12 de noviembre de 1927, León Trotsky y Gregory Zinoviev fueron expulsados del Partido Comunista por abiertamente cuestionar a Josef Stalin y su Gobierno. Un mes más tarde, 98 de sus partidarios fueron expulsados también.
La joven URSS logró ganar una sangrienta guerra civil de tres años. El Ejército Rojo fue organizado y dirigido por León Trotsky. Esa victoria de la revolución socialista no fue acompañada por otras similares, fundamentalmente en Alemania y otros países de Europa. El atraso del país y el tremendo esfuerzo realizado por las masas para derrotar a la contrarrevolución burguesa e imperialista se combinaron con el aislamiento, dando lugar al desarrollo de una burocracia parasitaria que liquidó la democracia obrera y quebró al partido revolucionario de Lenin y Trotsky.
Trotsky comenzó sus críticas y oposición a las políticas del estalinismo en 1923, pero llegó a su máxima tensión en 1928, cuando a través de su «Crítica al programa del (VI) Congreso de la Internacional Comunista» que logró se distribuyera clandestinamente en el Congreso, conformó la Oposición de Izquierda Internacional. Su política hacia la burocracia en ese momento era intentar que surgiera una gran oposición en la Internacional para reformarla, derrocando la dirección del estalinismo y volviéndola a convertir en una herramienta para la revolución socialista mundial.
Su crítica fue intensa contra la posibilidad de “el socialismo en un solo país” y contra el balance de la revolución china de 1925/27. Las bases de sus convicciones eran tan firmes que ni con su expulsión, ni con la muerte de sus dos hijas, abandonó esta política.
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