La mañana del día en que iba a morir, el doctor José Gregorio Hernández estaba de plácemes; cumplía 31 años de haber aprobado su examen de grado en la Facultad de Medicina.
Como hacía siempre, se levantó poco antes de las cinco y rezó el Ángelus; luego, dirigió sus pasos al vecino templo de la Divina Pastora donde oyó misa y comulgó. Cuando salió de allí, fue a cumplir con la tarea que se impuso como ofrenda muchos años antes en la tumba de su madre: atender y dar aliento diario a sus enfermos más pobres.
A las siete y treinta estaba de regreso en casa. Comió pan untado con mantequilla, unas lonjas de queso y tomó guarapo de papelón, frugal alimento servido por su hermana María Isolina del Carmen. De metódico espíritu franciscano, se dispuso luego a hacer lo que habitualmente hacía: ordenar su modesto consultorio y verificar la lista de pacientes que solicitaban su atención aquel día. Al terminar con ellos pasó a ver a los niños del Asilo de Huérfanos de la Divina Providencia y a los enfermos del hospital Vargas.
A las 12 en punto, al toque del Ángelus, rezó el Ave María y regresó a su casa para almorzar. Fue la última comida de su vida.
Al minuto, alguien tocó la puerta, buscando desesperadamente los servicios del doctor Hernández. El médico salió al encuentro del recién llegado, quien le urgió que ocurriera a la cuadra de Cardones, donde una de sus pacientes, una anciana de escasos recursos, se encontraba gravemente enferma.
El doctor tomó su borsalino y salió al encuentro de la necesitada; en la siguiente esquina entró a la botica de Amadores para comprar unas medicinas, pues sabía que la pobre señora no tenía dinero para adquirirlas.
Una cuadra más abajo aparecía el Essex de Fernando Bustamante, quien tocó el claxon al tomar el desvío de Guanábano a Amadores. «Ni él pudo verme, ni yo pude verlo», dijo el chofer del carro que lo atropelló. El cuerpo de José Gregorio Hernández cayó unos metros más adelante y, aunque fue trasladado hasta un centro asistencial, murió en el incidente, el 29 de junio de 1919.
Fuente: https://cronicasdeltanato.wordpress.com
Imagen: Web