Chile, considerado el país de las oportunidades para venezolanos, se encuentra colapsado de emigrantes, nuevos brotes de xenofobia han aparecido en las calles de Santiago y todos comentan en las experiencias de la comunidad que la vida se está volviendo más complicada debido al éxodo. Sin embargo, muchos continúan entrando por tierra y por aire a un país que tiene los brazos abiertos para agradecer lo que Venezuela ha hecho por los chilenos. El sueldo mínimo en Chile no es un indicador como lo es en la mayoría de los países; en este caso, si un emigrante con su permisología debidamente tramitada obtiene un puesto de empleo, cobrará lo mismo que un chileno. Este es uno de los atractivos más importantes de esta oportunidad, sabiendo que ese sueldo mínimo ya está programado y los aumentos posteriores se dieron a conocer por el Gobierno chileno.
Al momento de esta actualización, el sueldo mínimo en Chile para el año 2017 se encuentra en 264.000 pesos chilenos, es decir, aproximadamente $410 USD al cambio. Un sueldo estable, con el que una pareja, trabajando ambos, puede obtener una residencia decente en las afueras de la ciudad y comer bien, mientras reúnen dinero para sus proyectos y expectativas.
Lo mejor de todo, es que los ajustes programados no son anuales y la inflación se mantiene estable, permitiendo el ahorro y el aprovechamiento de los incrementos para ahorrar o el esparcimiento por toda la ciudad. A pesar de que los servicios públicos pueden llegar a ser estrictos y demandantes, son de calidad y vale la pena pagar por ellos.
Trabajo y las leyes chilenas
Según el artículo 22 del Código de Trabajo, se establece que la duración de la jornada laboral no puede exceder las 45 horas por semana. En su artículo 28 menciona que semanalmente el promedio de horas a trabajar por día debe ser de 7,5 horas (45/6). El artículo 44 estipula que el pago al trabajador será fijado por el tiempo, unidad, semana, mes, pero este, nunca deberá ser menor al salario mínimo.