Te presento una serie de cosas que te ayudarían a emigrar y que harían de esta decisión una experiencia más llevadera.
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Ser pobre
Ser pobre en Venezuela definitivamente haría tu experiencia mucho más fácil. Quizás no ser pobre, pero sí ser pelabola y estar acostumbrado a organizar tu vida en base a la vida del conductor de autobús de turno.
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Tecnología
Si vas a emigrar, cómprate una laptop y un buen micrófono USB. Skype y las redes sociales serán tus mejores aliados para no perder el rumbo y obtener un poco de perspectiva. Aunque, a veces, la única perspectiva que vas a recibir será: “Pa’lante marik”. Créeme, ese pa’lante se puede perder de vista fácilmente, no todo es tan simple como parece.
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Tener ya una carrera
Obviamente no será la mayoría de los casos, pero emigrar ya teniendo una licenciatura en cualquier cosa facilitaría mucho las cosas. No voy a hablar en lo absoluto de mercados de trabajo, primero porque no sé nada de eso, y segundo porque a ninguno de mis lectores les interesan (aquí trabajamos con otro sector demográfico, yo. Somos como MTV pero con ética).
Te lo pongo así: Ya es difícil lidiar con la realidad de emigrar, a eso súmale lidiar con las frustraciones académicas (todos tenemos nuestras historias en este campo), también podrías adicionarle toda la confusión inevitable y adolescente.
Es rudo, pero justamente la mayoría de personas que emigran, aquellos bachilleres que se van a estudiar al exterior son los que la tienen más difícil. No solo se tienen que llevar a otro mundo por delante, sino que se tienen que demostrar que no son unos perfectos inútiles a ellos mismo y a los demás. ¿Sabes esa sensación adolescente de que estás a un paso de terminar oliendo pega?, añádele el invierno del norte y las calificaciones escritas con marcador rojo. Créeme, nunca subestimes tu capacidad para sentirte patético.
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No ser estúpido
Ni siquiera voy a poner “ser inteligente” o algo así. Primero, porque tendríamos que definir inteligencia y luego caer en la mongolicada de “hay varios tipos de inteligencia…”. Tú sabes si eres inteligente o no, tú sabes si te distingues de los demás ya sea por pensamiento o acciones, tú sabes si estás de alguna manera más consciente de la realidad que los demás.
Quizás seas un idiota en negación, en ese caso, estás predestinado a sufrir y -a diferencia de nosotros- no obtener nada a cambio. Si eres estúpido, no aprenderás nada, si eres estúpido lo mejor que te llevarás contigo son prejuicios y generalizaciones.
No seas estúpido, das una mala imagen del resto en el exterior. Si eres estúpido, lo serás aquí o en la China, no emigres buscando un renacer intelectual. No emigres pensando que vas a absorber cosas positivas del entorno, quizás incluso simplemente refuerces los malos hábitos que hay en ti.
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Gente cojonuda
Clint Eastwood y ese tipo de gente son pura inspiración. En Valencia tenía una especie de mural hecho de collages de recortes de fotos de prensa y dibujos míos hechos sobre hojitas de post-it. Tenía a Renny Ottolina, Pancho Villa, John Lennon, Pérez Jiménez, y Angus Young. Puros ejemplos a seguir en el área de: fuck what others think & do your own thing.
Es decir, para emigrar, debes estar dispuesto a caerte a plomo por tus opiniones y defender a sangre y fuego tus ideas. En caso de que seas débil, corres el riesgo de fundirte en la masa para buscar aceptación en esta nueva cultura.
La gente cojonuda refleja su presencia en las artes. Y es inexplicable el sentimiento de sobrado/malandroso/tropical/HerecomestheMambo que me da al entrar por las puertas de esa fría institución europea repleta de autómatas escuchando a un tipo enorme apodado Budú, diciendo: “La Planta, El Rodeo, San Juan y Tocorón. Tocuyito, Santa Ana, y Uribana. Y una bulla, ¿qué pasó?. Esas son las universidades de la vida. (…) Ay malanga, yo quiero fumar malanga” (sé lo que estás pensando, pero de pana, escuchar esa canción en ese contexto es de las mejores cosas de la vida).
De igual manera, caminar por aquellos pasillos repletos de nórdicos cuya noción de música popular es un viejo con un acordeón y otro con una mandolina, escuchando nada más que a la Billo’s Caracas Boys y su “Te vas, y yo sé que vas a volver, porque… a ti te gusta el Merecumbé” es invaluable, escúchala.
Y te juro que solo me puse a escuchar seriamente estas cosas cuando me fui, es bueno regresar a las raíces musicales colectivas-inconscientes de uno y recordarse a sí mismo que, aunque vaya todo bien o vaya todo mal, ya cargamos con un morral de experiencias que es más pesado que el morral de miedos y que ambos los cargamos haciendo uso de la mejor cosa que tenemos: sabor tropical, como en los discos piratas que comprabas antes del Internet.
Por último, por favor, nunca entiendas “integración” como “dejar de ser lo que eras”. Pero abraza el cambio, es inevitable.
Por: Mauricio Gomes Porras
Fuente: Painkiller