Rusia y China son las potencias favorecidas ante la crisis de la deuda en Venezuela. China, se ha convertido en el acreedor número uno en el país y Rusia tiene una oportunidad de oro para expandir su influencia económica y posiblemente militar en la región. Este triángulo podría traer serias implicaciones para EE. UU. , según especula Nikkei Asian Review.
A pesar de poseer las reservas de petróleo más grandes del mundo, la economía en Venezuela está colapsando con una deuda de 130 mil millones de dólares. Estados Unidos, toleró la retórica antiestadounidense del Gobierno izquierdista de Hugo Chávez desde que este asumió el poder en 1999; sin embargo, ha adoptado una postura más dura en los últimos tiempos.
Pekín ha prestado a Venezuela durante la última década 65 mil millones de dólares para ayudar a financiar la infraestructura y otros proyectos, y Rusia, un acreedor clave, ha salido a salvar y aliviar la deuda en Venezuela.
El pasado 15 de noviembre tanto Rusia como Venezuela firmaron un acuerdo de reestructuración de la deuda que permitirá a Caracas pagar un total de 3.15 mil millones de dólares a Moscú en un periodo de 10 años, con “reembolsos mínimos” en los primeros seis años.
El convenio se produjo dos días después de que S & P Global Ratings y Fitch Ratings declararan a Venezuela en default selectivo porque el país con problemas de liquidez había incumplido un plazo para pagar intereses sobre ciertos bonos.
Permiso para atracar
Para el presidente ruso, Vladimir Putin, quien según todas las apariencias está trabajando para socavar las estrategias estadounidenses sobre Siria y Corea del Norte, Venezuela podría tener un valor geopolítico significativo. Según los informes, el presidente «exige» que Venezuela permita que los buques de guerra rusos fondeen en sus puertos a cambio de asistencia.
Si Caracas está de acuerdo, Rusia tendría un nuevo punto de apoyo militar en el patio trasero de los Estados Unidos.
Fuente:el nuevo país/ENPAISZETA
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