Bueno, llegó la reflexión de los dos años. El tiempo realmente ha pasado super rápido, pero al mismo tiempo siento que he experimentado tantos cambios que es difícil describir. Haber venido a Australia ha sido una de las experiencias más retadoras pero a la vez enriquecedora que he vivido.
Los retos han sido de todo tipo. Empezaron prácticamente desde que nos bajamos del avión con el tema del idioma, acostumbrándonos al acento, tratando de expresarnos y entender cuando estábamos totalmente perdidos en contexto. Sin embargo, entre frustraciones y una que otra adivinanza hemos sobrevivido, mucho por mejorar y aprender, sin embargo.
Retos a nivel profesional trabajando en áreas que aunque ligeramente relacionadas con trabajos previos, han sido de mucho aprendizaje, a veces, algo estresantes, no les diré lo contrario pero, sin duda, interesantes. Las relaciones interpersonales en ambientes tan multiculturales también han sido una novedad, jamás en mi vida me imaginé trabajando rodeada de asiáticos, hindúes, ingleses, etc., un contraste increíble.
Y sin duda, retos a nivel personal, ha sido una montaña rusa. Altos y bajos, momentos de miedos, alegrías, tristezas, añoranzas, pero con una gran satisfacción. A veces me siento a pensar fríamente en todo lo que hemos vivido desde que nos vinimos, las decisiones tomadas, y el hecho de que realmente estoy viviendo del otro lado del mundo y no me lo creo.
Sin embargo, quiero compartir con ustedes algo que experimenté unos meses atrás y me dejó un gran aprendizaje. Envuelta en la rutina y totalmente acostumbrada a vivir en este ambiente, un día me sentí aburrida de lo mismo, inconforme, viendo solo las cosas negativas, quejándome de todo y quizá deseando otro cambio. Después de sentirme así por un par de días, pude dar un paso atrás para analizarme y me di cuenta que todos esos pensamientos eran inconscientes y que por supuesto, era una absoluta locura!!!! Para hacer el cuento corto, después de entender un poco la situación, decidí cambiar totalmente mi actitud y empecé nuevamente a ver todas las cosas maravillosas que tenía a mi alrededor, ese día estaba en la ciudad y les juro que vi todo tan lindo como si recién estuviese llegando a Australia.
Mi reflexión entonces es que el problema no es el ambiente, somos nosotros mismos y nuestra actitud. Primero, nos dejamos opacar por la rutina e inconscientemente nos olvidamos de vivir agradecidos día a día de todo lo que tenemos. Por otra parte, siempre pensamos que el futuro va a traernos la tan buscada felicidad y que cuando lleguemos allá «sí que seremos dichosos», pero si vivimos así, el mañana siempre va a lucir mejor que el hoy.
Mi punto aquí, sobretodo para los que vienen, es que no esperen a ser felices cuando lleguen a Australia, empiecen desde allá sea donde sea que se encuentren. Ya sé que algunos de uds. me dirán que no es posible con tantos problemas alrededor, pero si empezamos a valorar pequeños detalles y a ver lo positivo sobre lo negativo, se darán cuenta que hay muchas cosas por las que estar agradecidos y felices hoy por hoy, el solo hecho de estar vivos, tener salud o una linda familia o un talento especial o simplemente un muy buen amigo, hagan su lista y verán que es cierto. Estoy segura que Australia les traerá cosas maravillosas, pero disfruten el HOY. Quizá estoy muy filosófica en esta ocasión pero vale la pena meditar un poco al respecto.
Para finalizar, pienso que todas las experiencias vividas y los retos han traído consigo algo fundamental: crecimiento personal. Emigrar a Australia me ha permitido ver las cosas desde otro angulo, apreciar más los detalles, valorar un clima cálido gracias a las estaciones, disfrutar más de la naturaleza y del presente. El balance no puede ser otro sino positivo, totalmente satisfecha y agradecida con Dios.
Aquí les dejo unos vídeos de reflexión…
Espero disfruten esta reflexión. ¡Feliz día!
Por: Diana
Fuente: http://venezaau.blogspot.com/
Imagen: web