Las ciudades grandes tienen su lado positivo, pero algo que la mayoría sufre día a día es el tiempo de «commute», es decir, lo que se tarda el viaje entre la casa y el lugar de trabajo.
Los que me conocen saben que soy adicto a la productividad… Cuando me mudé a Santiago, hubo una época en la que vivía a 45 minutos de mi lugar de trabajo y no podía evitar sentir que mis días duraban 22,5 horas en vez de 24.
En esta ciudad, si tienes suerte, tu tiempo de commute puede ser de 30 minutos, pero lo más común es que sea de 45 a 60 y puede que más de eso. Por ejemplo, conozco personas que viven en el centro y trabajan en La Dehesa, lo que implica pasar tres horas diarias montado en un bus.
Volviendo a mi caso, me angustiaba perder tanto tiempo en el metro escuchando conversaciones ajenas, el llanto de los bebés, los chillidos de los frenos cristalizados del vagón, la voz que me avisaba por cuál estación iba y la señal que indicaba que la puerta estaba por cerrarse, entre otros sonidos característicos de un viaje en transporte público. Eso me llevó a retomar una costumbre que tenía hace muchos años pero que había dejado: escuchar podcasts.
Para los que no están familiarizados con el término, los podcasts son una especie de programa de radio que puedes escuchar cuando quieras, al ritmo que decidas. Generalmente, tratan de una temática en particular y abarcan más aspectos de los que te puedes imaginar: novelas, idiomas, música, religión, tecnología, noticias, etc. Hay aplicaciones para los smartphones que nos permiten suscribirnos a los programas que más nos gusten y gestionan las descargas para que los podamos escuchar on demand. La mayoría son creados y producidos por personas como tú y como yo que disfrutan compartiendo ideas en formato de audio.
En iOS puedes usar Overcast, Downcast o la aplicación nativa de Podcasts. En Android está BeyondPod, DoggCatcher y Pocket Casts.
La idea es que ese tiempo que normalmente se “pierde” pueda ser aprovechado. En mi caso, “aprovecharlo” implica aprender cosas nuevas y estar al día sobre los temas que me apasionan: tecnología, marketing, diseño web, Internet y cultura general. Así, la sensación de perder hora y media al día se convirtió en satisfacción instantánea al saber que estaba consumiendo información que me hace crecer personal y profesionalmente.
Entre los podcasts a los que estoy suscrito, mi favorito es el de Revista El Robot, creado originalmente por Alfredo Octavio, Julio Ohep y Guillermo Amador (Jaime Creixems se les unió algunos episodios después). Ellos hablan de tecnología en toda su amplitud, cultura geek, películas, noticias, etc. y el primer episodio fue lanzado el 19 de mayo de 2015, justo en la época de mis viajes en metro. La experiencia la puedo describir como: escuchar una conversación entre amigos, todos súper preparados, que comparten los mismos intereses que yo y me acompañan durante mi commute.
A Guillermo y a Jaime los conocía desde Venezuela, pero Alfredo y Julio eran desconocidos para mí hasta que empecé a escuchar el programa. El punto es que, luego de interactuar con ellos dándoles feedback y comentando constantemente sobre los contenidos que semana a semana comparten, estuve como invitado en el episodio 78 y en el episodio 90.
La buena noticia es que en el episodio 91, me uniré al show como cohost y participaré (o trataré de participar si Alfredo nos deja un espacio para hablar a los demás) todas las semanas.
Los jueves a las 6:30 p.m. hora de Miami (7:30 p.m. Venezuela y 8:30 p.m. Chile -en esta época del año-) grabamos y transmitimos en vivo vía Youtube y luego, los sábados, sale la versión en audio editada a la cual te puedes suscribir con iTunes, Android o directamente por RSS.
Si no conocías este mundo, pues bienvenido(a). Si ya lo conocías, puedes compartir con todos tus podcasts favoritos en la sección de comentarios.
Por: Jorge León.
Fuente: https://venezolanoenchile.com/