El 18 de marzo de 1960 se declaró Monumento Natural al Cerro de María Lionza, ubicado en el estado Yaracuy. El cerro, es un macizo montañoso del que nacen los ríos Yaracuy, Chorro y Charay, los cuales, junto a los ríos Gurabao, Buria, Turbio y otros, abastecen el embalse de Las Majaguas.
Este monumento está ubicado dentro de la Zona de Vida Bosque Húmedo Tropical.
El lugar es conocido por propios y visitantes, pues al cerro de María Lionza o montaña de Sorte acuden muchas personas durante el año, en especia, los días de San José, la Virgen de Coromoto, la Virgen del Carmen y el 12 de Octubre.
El lugar es de gran interés turístico debido a la leyenda de la india y princesa María Lionza, a quien algunos residentes aseguran haber visto montada sobre una danta desde hace siglos y hasta el presente.
Así, en un lugar lleno de misticismo, se recomienda a sus visitantes ir acompañados de un guía. Algunos sitios de importancia mística son: Quibayo, Aracal, La Danta, El Loro, Meriniza, Bachicabure, Las Cascadas, Sorte, Los Posos, La Fortaleza, el Palacio de la doña, entre muchos, como la piedra de los Pactos y el Tribunal.
Compartimos con nuestros lectores, la leyenda de María Lionza:
Según la leyenda, María Lionza (Yara) fue una doncella Nívar, hija encantada de un poderoso cacique de Nirgua. El chamán de la aldea había predicho que cuando naciera una niña de ojos extraños, ojos color verde agua, había que sacrificarla y ofrendarla al Dueño de Agua, al Gran Anaconda porque sino vendría la ruina perpetua y la extinción de los Nívar.
Pero su padre fue incapaz de hacerlo. Y escondió a la niña en una cueva de la montaña, con 22 guerreros que la vigilaban e impedían su salida. Ella tenía prohibido verse en los espejos de agua. Pero un día, una fuerza misteriosa adormeció a los guardianes y la bella joven salió de la cueva y caminó hasta el lago, descubriendo su propio reflejo en el agua. Ella estaba encantada con su visión. Así despertó al Dueño de Agua al Gran Anaconda, quien emergió de las profundidades, enamorándose de ella y atrayéndola hacia sí.
En el lago, María Lionza y la poderosa serpiente celebraron una comunión espiritual y mística. Cuando su padre descubrió la unión, intento separarlos. Entonces, Anaconda creció, se hizo enorme y estalló provocando una gran inundación que arrasó con la aldea y su gente. Desde ese día, María Lionza se volvió la diosa protectora y dueña de las lagunas, ríos y cascadas, madre protectora de la naturaleza, animales silvestres y reina del amor.
Fuente: http://www.venelogia.com/
Imagen: web