De por sí, mi apellido es algo complicado de escribir, deletrear y explicar. No tranquilos con eso, mis padres decidieron ponerme un nombre también complicado. Muchas han sido las anécdotas y explicaciones que he tenido que dar a lo largo de mi vida. En este sentido, estaba feliz de casarme, porque podría usar el apellido de casada y librarme un poco de la tragedia de dar muchas explicaciones.
En México, el apellido de casada no existe. Usted nace y muere con sus nombres y apellidos completos. En Venezuela, una vez que te casas debes cambiar tu cédula de identidad con tu nueva condición. En México eso no es relevante, incluso se da hincapié a los dos apellidos, porque para el mexicano nombrar el apellido materno tiene una importancia especial. Cuando vas a una consulta o solicitas una cita siempre te piden ambos apellidos.
Con este antecedente, ya era para mi muy difícil esta situación en Venezuela, imagínense en México, donde la comunidad rusa no es muy común.
Fui a tomarme un café a Starbucks. Cuando el cajero preguntó por mi nombre le dije: “Mirsay”. Inmediatamente su cara cambió, sus cejas se unieron y su respuesta fue “perdón”. Yo le dije: “Mejor coloque el nombre de Sabrina”. Sabrina es mi segundo nombre.
Como era la única en la línea de pago, supuse que la próxima bebida en salir era la mía. Así que tomé la bebida y decía “María”. Me regresé a la caja y le dije al chico: “Oye, yo no me llamo María”. Él lanzó una mirada a la bebida y respondió: “No señora, esa bebida no es la suya, es esta que tengo aquí”. Cuando me entregó la respectiva bebida, decía “Isabel”. Me dirigí nuevamente a la persona y le comenté que mi nombre no era “Isabel”. El volvió a unir las cejas y me dice: “Sí señora, usted se llama Isabel y esa es su bebida”. Al final no sé qué paso. ¿Realmente el chico escuchó Isabel? ¿Me terminé bebiendo la solicitud de otra persona?
En la siguiente oportunidad, no dije mi nombre: LO GRITÉ. S A B R I N A. El local se paralizó al escuchar cómo le deletreaba al chico mi segundo nombre. Pero por lo menos logré que me entregaran la bebida correcta con el nombre muy bien escrito.
¡Gané una!
Por: Mirsay Shimkevich