Los inmigrantes venezolanos

Hoy en día, son muchos los inmigrantes venezolanos que buscamos fuera de nuestras fronteras lo que consideramos una “vida mejor”. Este post es para todos esos que tomaron esa dura decisión, recuerda que tenemos fortalezas que te harán más fácil el camino y a las que yo llamo “fortalezas de ser venezolano”:

– Ser la puerta de entrada del sur del continente, bañarnos con los rayos del sol que apuntan directamente en la línea del Ecuador, hacen el mar Caribe aún más cálido y, esa calidez la llevamos en las venas para derretir el más gélido de los corazones.

– Somos alma en las fiestas, nos corre por ellas lo mejor de nuestras fronteras,  nos agrada y bailamos una cumbia, un vallenato o una samba cual colombianos y brasileños y, vamos más allá y, Juan Luis Guerra nos sube la bilirrubina aunque en el Polo Norte se hallen nuestras caderas.

– Así estemos en Suiza, el Toronto y un chocolate Savoy no tendrán comparación. Pero eso no evitará comer y degustar un exquisito chocolate suizo y diremos con orgullo que está hecho de cacao venezolano o brasileño, defendemos y nos enorgullecemos del continente entero cual Simón Bolívar.

– Te admirarás de la belleza de esas nuevas latitudes, de su orden, de su sistema, de las carreteras sin huecos, de la rapidez en algunos trámites. Te adaptarás, te organizarás, tendrás más disciplina  que antes o empezarás a tenerla, trabajarás duro. Quizás muchas de estas nuevas experiencias te desborden; pero recuerda, hay algo que te mantiene en equilibrio y es la idiosincrasia del venezolano que corre por tus venas.

– Llorarás al escuchar el Alma llanera, buscarás comer arepas y se la harás comer a cuanto amigo nuevo hagas; probarás nuevas comidas y también dirás que son muy buenas. Compararás las montañas con El Ávila, con el pico Bolívar, dirás que el frío es como el páramo merideño, que no hay calor como en Zulia, que no hay playas como las nuestras y que no hay isla como Margarita; que no hay nada como un pescado frito a la orilla del mar y que, sea como sea, aquí siempre encontrarás “panas”. Bailarás gaitas en diciembre, comerás hallacas, tequeños, dulce de lechosa, empanadas con los ingredientes que encuentres por allá. No te sabrán igual, pero  tú le darás un sabor particular, ese que va más allá del sentido del gusto.

Pero, ¿sabes qué?, vivirás, te adaptarás y, esa añoranza, estés donde estés, te hará querer más a Venezuela, a valorarla, a verla con otros ojos, a luchar por ella, a querer ser mejor persona, porque así nos verán afuera. Las razones que te hicieron partir las convertirás en fortaleza para luchar, para hacerte un lugar en esa nueva ciudad. Los afectos que dejas atrás serán de igual forma un motor que enciende cada mañana la antorcha de tu lucha.

Venezuela, como dice Leonardo Padrón, está en su “hora menguada” y es arduo el trabajo que hay que hacer para sacarla hacia adelante. Vivirla hoy en día no es fácil; sin embargo, al emigrar comprobarás que olvidarla es imposible.

No te mengües emigrante, que bastante carga pesada has de llevar y jamás olvides que luchar por tu tierra es posible desde cualquier lugar.

Por: Maria Carolina Rivas Salazar

Fuente: http://www.inspirulina.com

Imagen: https://venezolanoenchile.com

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