Esta es la historia, de una pareja de grillos, que decidieron mudarse a la frontera
El Sr y la Sra. Grillos, se conocieron en un estado central de su país Venezuela, pero como la situación laboral del Sr. Grillo era muy difícil, y no conseguía empleo, éste le propuso a la señora Grillo irse a vivir a la frontera, debido a que él es nativo de esa región y conocía a muchas personas que lo podían ayudar, además que sabía que la actividad económica de la zona le iba a proporcionar una fuente de ingresos favorable para mantener y sostener su hogar.
Y así fue, como emprendieron el viaje a este lugar cerca de la frontera, la señora Grillo iba con muchas expectativas porque estaba dejando atrás toda su vida, sus afectos, su zona de confort, sin embargo, tomó el riesgo y se atrevió a aceptar el cambio, que la vida le estaba proporcionando, en ese lugar.
Al llegar, la primera dificultad que se encontraron fue conseguir un sitio donde vivir, buscaron y buscaron, sin encontrar nada, los amigos del señor Grillo también estaban ayudando en la búsqueda, sin ningún resultado que satisficiera sus demandas.
Un día, fueron a visitar a una hermana de crianza del señor Grillo, le decían la señora Serpiente, quién amablemente les ofreció posada en su hermosa casa por una cuota mensual razonable y donde podían disponer de todas las áreas.
Listo, el señor y la señora Grillo se mudaron a la casa de la Sra. Serpiente, sin saber en el mundo en que se estaban adentrando. La casa era muy linda, ubicada en un bosque llamado Capacho, pero tenía varios problemas, el principal y el más grave, era que no contaba con suministro de agua.
El señor Grillo, comenzó a trabajar de manera informal, llevando combustible al otro lado de la frontera en su motocicleta. Una actividad realmente muy fuerte, porque para poder obtener algo de ganancia, debía realizar de 5 a 6 viajes diarios al “Otro Lado”, como lo llaman en la zona.
Recorriendo en cada viaje aproximadamente 100 km a través de una zona montañosa y peligrosa por la dificultad de la vía, en varios tramos se topaba con alcabalas móviles en las cuales les pedían dinero para poder seguir el trayecto hasta la frontera. Las más beneficiados eran las moscas verdes quienes eran los que cobraban el más alto precio para dejarte continuar el camino. Todo eso sólo era para vender 15 litros de combustible por cada viaje. Pero igual, era provechosa la travesía debido a que entraba un buen dinero para vivir tranquilos.
Un día, el señor Grillo se encontraba estacionado en una de las alcabalas fijas esperando que lo dejaran pasar de regreso a casa, y sin darse cuenta, otro motorizado que no se percató de la cola de motos y carros, se lo llevó por delante, haciendo que el señor Grillo volara sobre los vehículos, a Dios gracia, no sufrió lesiones pero su moto sí. En ese tiempo comenzó a escasear todo y fue complicado adquirir los repuestos y traerlos del “Otro Lado”, era casi imposible, por la cantidad de dinero que había que pagar a las moscas verdes para que permitieran el paso de estos insumos, sin embargo y en contra de toda prueba el señor Grillo pudo reparar su motocicleta.
Continuará…
Fuente: Nelly Rodríguez.