Yo nunca he sido intensa para leer. Con los libros me pasa como con las películas, tiene que atraparme la trama desde el principio porque sino no lo leo ni lo veo.
Tampoco llevo la cuenta de qué libros he leído, cuándo ni cómo. Los he leído y listo. En algún momento de mi vida me devoré un montón de páginas y nadie lo supo. Y si te estás preguntando si he leído las 300 sombras de Grey, no, lamento desilusionarte pero no lo he hecho.
La cosa es que leer un libro entretenido siempre es una experiencia rica para nuestras cabezotas. Yo no sé si te pasa también, pero yo voy viendo la película en mi mente a medida que me voy acabando el libro. Y hacerlo en español es una belleza. Con lo rico que es nuestro idioma. Pero leer en otro idioma donde eres nuevo… ¡ay! Eso sí que es un reto, ¿o no?
En mis inicios de vida en este país y con el holandés, cuando aún no era muy diestra en nada pero creía saberlo todo, me picó un bicho un día y me metí a una librería a comprar un libro. Por supuesto, como esto es pueblo y lo único que hablan es holandés y sus derivados, la única opción que tenía era adquirir un libro en el nuevo idioma adoptado y comenzar mi propio reto de aprender más con una lectura más complicada que la que nos daban en los cursos. Ya me veía yo con 500 páginas de palabras nuevas y al lado un diccionario. No acabaría nunca.
En aquel entonces compré Een keuken meiden roman (The Help) solo porque estaba en el estante de los más leídos y costaba 15 euritos. ¡Cágate! El libro tiene 495 páginas de arial 10 y ni un dibujito. En mi primer año de desadaptación yo paseaba con un libro más grueso que la billetera que llevaba en el bolso.
Si te digo la verdad, nunca tomé un diccionario para averiguar las palabras que desconocía y recuerdo que lo único que pregunté en ese entonces fue el significado de la palabra “la”, pues no me calzaba en el contexto y me era urgente saber a qué se refería. Después de que me dijeron su significado, más nunca se me olvidó, y te digo, ese tipo de palabras para definir cosas de la casa, me cuesta aprendérmelas, así que leer es un excelente método para aprender un idioma.
Después de eso compré no sé cuántos libros más porque me sentía powerfull leyendo en holandés. Me gané la fama de ser una asidua lectora y amigos me regalaron montones de libros y hasta Pablo me sorprendió un día con un e-reader bajo el árbol de navidad.
Por: Ley.
Fuente: http://www.naciendoenholanda.com/
Imagen: web