¿Le cancelo?

¿Le cancelo? Ni sueñen con decir esa palabra en México, porque sus vidas pueden tomar un rumbo inesperado.

Unos días antes de casarme, me fui al Registro Civil con mis suegros para entregar la documentación reglamentaria. Debo aprovechar la oportunidad para decir, que los dos  motores fundamentales de mi vida en México han sido mis suegros. Me he convertido en una hija para ellos y ellos son mis padres mexicanos. Tan es así, que al Registro Civil fueron a dar conmigo y los documentos solicitados.

Después de pautar la fecha y revisar que todo estuviera en orden, la pregunta lógica es: ¿Cuánto debo cancelar?

Pues  mi suegra no lo podía creer. Por un momento pensó que ahí, en pleno Registro Civil, delante del funcionario, yo me estaba echando para atrás. Que ya no quería matrimonio.

Por un segundo, mis pensamientos giraban en torno a: ¿Y yo, qué dije?

Pues resulta que en México la palabra «cancelar» no se refiere a pagar un dinero por algo, se refiere a suspender o eliminar algo.

Vuelve Mirsay con sus modismos venezolanos. Debo pagar en el banco una cantidad de dinero por el proceso migratorio que debo cumplir después de casada. Llego al banco y digo: “Disculpe señorita, vengo a cancelar este monto en la cuenta de la migra”. Más vale que no…. La señorita me dice, eso no es por aquí, usted debe dirigirse a la oficina de migración. Mientras ella hablaba para explicarme, yo me preguntaba: “Pero si vengo de allá”.

Obviamente, recapitulé lo que había dicho y dije: Ok, vuelvo otra vez, desde el principio. Vengo a pagar. La señorita me dice “ahhhhh óraleeee, entonces es por aquí”.

Igual pasa si voy al supermercado o al abasto, digo la palabra “cancelar” y automáticamente el rostro de las personas se transforma a lo más negativo y desilusionante que puede existir.

Ya una vez que cambio la palabra y me ven tratando de dar explicaciones, entonces la segunda pregunta es: “¿Usted como que no es de por aquí, verdad?”

Aún sigo sin creer cómo cambian las cosas en países que hablan el mismo idioma y que se encuentran en el mismo continente. Aún así trato  de no asustar a la gente con algunas de mis costumbres. Menos mal que cuento con mi familia mazatleca, que siempre me anda traduciendo los modismos.

Por: Mirsay Shimkevich

Fuente: https://experienciasmirsanas.wordpress.com/

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