El primer chicharrón

En Venezuela usamos la frase no hay que ser el primer chicharrón en referencia a que ante una invitación, no tiene uno que ser el primero en llegar a la fiesta/reunión. Sin embargo, aprende uno que aquí, y sobre todo en las fiestas de los chamos, sí hay que ser el primer chicharrón, ya que la tarjeta de invitación en 99 % de los casos es muy clara: De: X hora,  A: X hora (vean que el A, lo resalto, ya que la fiesta termina a esa hora y no 15, 20 o 30 minutos después).

Se acostumbra uno a que ya desde los cinco años, sea lo más normal dejarlos en casa del amigo para que durante un par de horas disfruten de su fiesta y luego volver a buscarlos, saludando desde la puerta de la casa y esperando que le acerquen a uno «su retoño».

Nada que ver con aquellos días en la Caracas de unos 30 años atrás, que recuerdo estaba yo «más chamito» y mi papá me llevaba a una fiesta en casa de un amigo… Como mi papá es poco hablador (léase sarcásticamente), si bien debía él solo dejarme y luego irme a buscar, al rato me enteraba que él había sido invitado a pasar (sin que conociera a nadie) y estaba instalado conversando y «campaneando» un whisky con el dueño de casa y los adultos de la familia del cumpleañero… jajaja. Allá, igualmente, la fiesta comienza a las 3:00 p.m., por ejemplo, y el final es luego de cantar el «cumpleaños feliz» y comer torta, que por lo general puede ser en cualquier momento ya caída la noche…. total, no hay apuro en que la fiesta termine.

Aquí hay que ser el primer chicharrón en la dejada y en la recogida del niño, y salvo casos muy contados, no espere ser invitado a entrar e instalarse a tomar un vinito o una cerveza, ya que en las fiestas infantiles no hay alcohol y son pocos los adultos presentes. Obviamente, eso puede cambiar si hablamos de fiestas de amigos cercanos y en el caso de amigos y/o conocidos latinoamericanos inmigrantes igual que uno, donde por lo general, es todo más relajado y esa «formalidad» en horarios y principio/fin de la fiesta es menos rigurosa; siempre puede haber lugar para un: pasen quédense, hay comida y bebida para todos, o entren que aún no cortamos la torta, etc…

Igual en el caso de inmigrantes, que aun cuando de culturas diferentes a la nuestra, siempre hay lugar para ser «más relajados».  Recuerdo el año pasado, antes de mudarnos a Varennes, cuando buscaba yo a Diego en una fiesta de una compañerita de su guardería en ese momento. Al llegar, puntualmente a las 5:00 p.m. a recogerlo, me abre la puerta una «viejita» muy amable y me dice: pase, pase… La familia de la cumpleañera son inmigrantes, no sabría decir de qué país, pero sé que hablan árabe. Terminé volviendo a casa casi una hora después (ante el asombro de Eglee), con mi barriga muy llena de ricos platos y dulces de por esos lares, y luego de haber hablado un buen rato y conocer a toda la familia de los anfitriones (muy al estilo de lo que hacía mi papá en su época….) Folclórica la cosa pues, muy a lo latino…. mientras veía las caras de asombro de los quebequenses que llegaban a buscar a sus respectivos hijos y no entendían qué hacía ese gentío ahí….

Diferencias culturales….

Pos: SCA.

Fuente: http://asiveoyvivocanada.blogspot.com/

Imagen: web

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