El 24 de enero de 1848 se produjo un asalto al Congreso Nacional de Venezuela, que significó la culminación de una pugna política entre el Gobierno del general José Tadeo Monagas (liberales) y el grupo encabezado por el general José Antonio Páez (conservadores).
En términos generales, este suceso marcó la ruptura definitiva entre ambos bandos, los cuales venían enfrentándose desde 1830. Por su parte, Páez lo utilizó como excusa para alzarse en contra del Gobierno de Monagas, mientras este, a su vez, lo utilizó para imponerse a un Congreso que se le oponía y para derrotar a Páez en sus aspiraciones de controlar el poder sin ser Presidente.
El Atentado al Congreso de 1848, también es conocido como el Asalto al Congreso Nacional o el Fusilamiento del Congreso. El 24 de enero de 1848, el ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Martín Sanabria, se trasladó a la sede del Poder Legislativo a rendir el informe anual del Poder Ejecutivo. Estando en el recinto, el vicepresidente de la Cámara de Diputados pidió que permaneciera; en el exterior del Congreso corre el rumor de que Sanabria había sido detenido o asesinado, lo que enardece a las turbas liberales que estaban en la calle. Intentando entrar, son repelidos por la guardia, iniciando el enfrentamiento.
Durante el evento, resultó herido por una bayoneta Santos Michelena, quien muere dos meses después, el 12 de marzo, a consecuencia de la herida. Los parlamentarios Francisco Argote, José Antonio Salas y Juan García son asesinados por las turbas, al igual que el sargento Pedro Pablo Azpúrua y un sastre partícipe de la trifulca. El jefe de la guardia del cuerpo legislativo, Guillermo Smith, también resultó herido durante el enfrentamiento.
El presidente Monagas, alertado de los hechos en curso se presenta a caballo acompañado por el general Santiago Mariño y sus fuerzas para restablecer el orden. Tras estos sucesos, el Parlamento tardó años en recuperar su autonomía; los poderes Legislativo y Judicial pierden su independencia y se someten a la voluntad del Presidente de la República.
Así, Páez y la oligarquía conservadora fueron desplazados del poder, que pasó a manos de Monagas y los liberales, y tomaron el camino de las armas tratando de recuperarlo. Páez se alzó contra Monagas pocos días después del 24 de enero pero fue derrotado en los llanos y tuvo que refugiarse en Nueva Granada.
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