Anualmente, cada 16 de enero se celebra el Día Internacional de la Croqueta, un plato tradicional que se prepara en todas las casas y que admite un sinfín de opciones.
Su origen es francés y se remonta al año 1817. Se hicieron más famosas en Sicilia, Países Bajos o España, y su nombre proviene de la onomatopeya gala croquer, que significa ‘crujir’.
Antonin Cáreme, a principios del siglo XVIII, es quien la hizo entrar en las cocinas nobles. Uno de los platos que sirvió, el 18 de enero de 1817 en un banquete que preparó para el príncipe regente de Inglaterra y el Gran Duque Nicolás de Rusia, fueron las croquetas à la royale.
Hoy en día hay una gran variedad de croquetas. Sin embargo, probablemente la primera croqueta era de papa, con incorporación o no de huevo. Alejandro Dumas en su crónica del viaje a España en 1846, menciona su receta personal de croqueta de papa.
Una croqueta es una porción de masa hecha con diversos ingredientes muy picaditos, que ligados con salsa bechamel, se reboza en huevo y pan rallado y se fríe en aceite abundante. Suele tener forma redonda u ovalada.
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