Nacido en Caracas el 21 de noviembre de 1938, Luis Armando Roche pertenece a una notable familia venezolana cuyo padre fue Don Luis Roche, urbanista –creador de las urbanizaciones Altamira y La Florida- y cineasta aficionado con títulos como Ciudad de la eterna primavera y Bandidos de agua dulce, este último, un documental sobre Venecia que obtuvo el primer premio en la categoría amateur en el Festival de Cannes.
Sin duda, la influencia paterna va a orientar la vocación de Luis Armando, quien realizó cursos de Producción y Dirección en el IDHEC (Institut de Hautes Etudes Cinématographiques) en Francia (1962-1964); en UCLA, (University of California) y USC (University of Southern California), Los Ángeles, USA. Siguió cursos de animación, documental y producción. Su primer corto, El Puerto de París, describe la cotidianidad de sus habitantes.
Su interés y apasionamiento por los personajes populares y su creatividad, va a ser dominante en su obra. En Francia filma a Raymond Isidore, un barrendero del cementerio de Chartres quien, con espíritu artístico, recoge vidrios, maderas, botellas rotas, para embellecer su casa.
De regreso a Venezuela, en el recién creado INCIBA, filma diversos documentales que recogen ricas expresiones populares. Estuvo también en ese periodo en la naciente Cinemateca Nacional al lado de Margot Benacerraf.
Su primer largometraje, El cine soy yo, cuenta el recorrido por el país de un proyeccionista ambulante con su ballena audiovisual (Asdrúbal Meléndez) y su compañera francesa (Juliet Bertó). De nuevo los personajes populares, lo cotidiano; diálogos frescos y muchos de ellos improvisados por los actores, van a constituir una hermosa obra.
El Secreto, su segundo film, va a apostar a un cine más convencional, y su hasta ahora última película, Aire Libre, es una ambiciosa obra que recrea el paso de Humboldt y Bonpland por nuestras tierras en una lograda producción.
Fuente: http://cineyarte.es.tl/
Imagen: Web.