El 13 de octubre del 2010, Luis Urzúa, de 54 años, subió a la superficie poco antes de las 22 y se convirtió en el último de los 33 mineros en ser rescatado tras quedar atrapados desde el 5 de agosto en la mina «San José», en el norte de Chile, a 750 metros bajo tierra.
El 5 de agosto de ese año, el mundo tuvo noticias de una de las tragedias más recordadas, cuando 33 mineros quedaron atrapados bajo tierra en la mina «San José», en la región de Atacama, tras un derrumbe.
«Los 33», como son conocidos, lograron sobrevivir gracias a la poca alimentación que tenían en el refugio, y más adelante, el 22 de agosto, fue posible enviarles comida a través de una sonda, que también funcionaba como canal de comunicación de los mineros con el mundo exterior.
Luego de 70 días, el 13 de octubre, fueron rescatados con vida, gracias a una cápsula por la que los hombres fueron devueltos a la superficie sanos y salvos, luego de nueve horas de arduo trabajo.
Cabe recordar que luego de varios días de búsqueda, no había señas de vida de los trabajadores, por lo que el entonces presidente Sebastián Piñera, ordenó que se levantara una cruz en memoria de los mineros, por si acaso. «¿Qué tal si no los encontrábamos en 17 días, en 20 días, en un mes, en dos meses?», dijo Piñera en una entrevista que dio recientemente a Rosa Flores de CNN. «¿Qué tal si los encontrábamos y estaban todos muertos?».
Hoy, la enorme cruz da la bienvenida a los visitantes a la mina y marca el sitio en el que los mineros creen que Dios estuvo durante su rescate milagroso.
Los medios de comunicación de varios países cubrieron la noticia desde que se conoció el accidente y, en las últimas 48 horas, transmitieron minuto a minuto el rescate. Hubo mensajes de aliento en diversos lenguajes y la solidaridad se hizo sentir entre el gremio de los mineros de países que han sufrido situaciones similares.
Fuente: http://cnnespanol.cnn.com/
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