Zumaque 1 es el nombre del pozo con el que se dio inicio a la explotación petrolera internacional en Venezuela, ya que le corresponde a la Petrolia del Táchira el inicio de su industrialización, con capital nacional, en 1878. Situado en el campo petrolero de Mene Grande, en la costa oriental del Lago de Maracaibo, el Zumaque fue descubierto por la Caribbean Oil Company, subsidiaria de la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, la cual había llegado al país en 1912.
Con este acontecimiento comercial, Venezuela entra a la Historia Moderna del Capitalismo universal de la mano del petróleo, con una vinculación de tanta magnitud que cambiará no sólo las condiciones materiales de vida de los venezolanos del siglo XX, sino sus maneras de ser y hasta de pensar, quedando el país atrapado en la invisible red de los intereses geopolíticos petroleros mundiales, generando lo que Rodolfo Quintero denominó en sus estudios antropológicos una «cultura del petróleo».
La historia global de la Venezuela del siglo XX y de esta primera mitad del siglo XXI, lleva la impronta del petróleo. De allí la importancia de recordar este acontecimiento, el más importante y el más desconocido de nuestra historia contemporánea.
Zumaque es una voz aborigen, al igual que la palabra mene. Pero es, también, un punto en el mapa de la industria petrolera mundial. Está en Venezuela, pero el «oro negro» que sale de sus entrañas es valiosa mercancía de circulación internacional. Su riqueza no llega a los venezolanos como resultado del esfuerzo productivo, de la contradicción capital-trabajo, sino como impuesto y regalía que recibe el Estado, propietario del yacimiento petrolero, y que administra el gobierno de turno.
El sistema de concesiones, que es la normativa que a través de la Ley de Minas de 1910 rige la explotación del Zumaque 1, autoriza al Estado, dueño del subsuelo, arrendar la mina -el mene- para obtener una renta «sin correr riesgos de pérdida», como acotara el Dr. Pedro Manuel Arcaya en su obra Venezuela y su actual régimen, publicada en 1935.
Desde entonces, el petróleo es para los venezolanos renta, riqueza fácil, maná que cae del cielo, ya que hasta la fecha lo que vendemos en el mercado internacional es fundamentalmente materia prima, o mejor, petróleo crudo.
De los 2,78 millones de barriles de petróleo diarios que produjo el país en 2013, se exportaron 2,04 millones en crudo y apenas 480 mil barriles diarios aparecen como derivados. El mercado interno consumió 618 mil barriles diarios en productos refinados. Estas son cifras tomadas de la Memoria y Cuenta del Ministerio de Petróleo y Minería del 2013. Cien años después de aquel acontecimiento, debiéramos preguntarnos ¿dónde está la llamada industria petrolera venezolana?
Pero el Zumaque no quedó allí. Se transformó en el símbolo de la explotación petrolera y del discurso nacionalista que nos acompaña desde aquellos años. Por eso, el 1º de enero de 1976, el gobierno que preside Carlos Andrés Pérez, lleva a cabo en el mismo sitio donde brotó el chorro petrolero, el acto que oficialmente puso fin a la etapa concesionaria con la aprobación de la Ley que reserva al Estado venezolano la industria y el comercio de los Hidrocarburos.
Con ello, se abrió paso a la etapa de la nacionalización del petróleo y a la creación de la empresa venezolana que se encargara de la explotación del preciado recurso, PDVSA, sociedad anónima constituida en agosto de ese mismo año como un holding de empresas conformado por Corpoven, Lagoven, Maraven, Meneven y Pequiven, para la rama petroquímica.
El tema, problema o cuestión petrolera es la columna vertebral de nuestra historia contemporánea. Pero la mayoría de los venezolanos no conocemos o conocemos muy poco de esa historia, que no es solo pasado y presente, sino fundamentalmente futuro.
Los ciclos de prosperidad, crisis y estancamiento que ha vivido el país desde 1940 hasta la fecha, han estado relacionados con el vaivén de los precios internacionales del crudo y con los destinos que se le han dado a los ingresos petroleros.
Entre 1973 y 1983, vivimos una coyuntura petrolera de auge que terminó en devaluación de la moneda, endeudamiento externo, estancamiento económico y empobrecimiento acelerado del país. En esta primera década del siglo XXI estamos transitando rápidamente de un nuevo auge petrolero, que se inicia en el 2004, a un ciclo económico y social de crisis.
¿Qué rol está jugando el petróleo en esta situación?, es la pregunta que debemos hacernos todos los venezolanos, por encima de las diferencias políticas, en esta conmemoración del Zumaque 1. Y frente a este nuevo boom petrolero, la interrogante debe ser, ¿dónde están sembrados los 700 mil millones de dólares que desde enero de 1999 a diciembre de 2012 ingresaron al país por exportaciones petroleras? En fin, ¿qué balance deben hacer los venezolanos de estos cien años de explotación petrolera?
Por: Reinaldo Rojas
Fuente: http://www.eluniversal.com
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