La hallaca es la obra maestra de nuestra cocina, es el más tradicional de los platos que engalanan las festividades navideñas en Venezuela.
Este plato típico guarda en sí rasgos históricos muy fuertes. Desde su cubierta de hojas de plátano hasta los detalles que adornan y componen su guiso, pasando por su ingrediente primordial, la masa de maíz coloreada con onoto, la hallaca es la expresión más visible del mestizaje del venezolano. Cada ingrediente tiene sus raíces: la hoja de plátano, el envoltorio, usado tanto por el negro africano como por el indio americano.
Al descubrirla, traemos al presente nuestro pasado indígena, pues la masa de maíz coloreada con onoto es la que nos recibe con su esplendoroso color amarillo; luego, en su interior se deja apreciar la llegada de los españoles a estas tierras, carnes de gallina, cerdo y res, aceitunas, alcaparras, pasas… todo picado finamente, guisados y maravillosamente distribuidos se hacen parte de un manjar exquisito. Sus ingredientes, todos partes de diferentes raíces se complementan armoniosamente en la hallaca, expresión del mestizaje y colorido del que es parte nuestro pueblo.
Por otra parte, la palabra «hallaca» proviene del guaraní y deriva de la palabra «ayúa» o «ayuar» que significa mezclar o revolver. De estas palabras se presume que «ayuaca» sea una cosa mezclada, que por deformación lingüística pasó a llamarse «ayaca». Otra versión presume que la palabra procede de alguna lengua aborigen del occidente del país, cuyo significado es «envoltorio» o «bojote».
Su elaboración conecta directamente con la época colonial de Venezuela: durante las fiestas navideñas los grades señores de las haciendas preparaban suntuosas cenas; por su parte, los esclavos aprovechaban los restos de estas grandiosas comidas y preparaban un guiso cubierto de masa de maíz, envuelto todo ello en hojas de plátano. A su manera, los esclavos y empleados en general sacaban provecho de los restos y celebraban también sus fiestas, de allí devino nuestra tradicional hallaca.
Para su preparación existen diversas formas, pues en cada región del país hay recetas tradicionales; además, como en la mayoría de los platos venezolanos, cada familia le aporta su sazón y varía su confección.