La batalla de Arao (1814)

La batalla de Arao (16 de abril de 1814) fue un enfrentamiento en el marco de la Guerra de Independencia de Venezuela entre las fuerzas republicanas del general Santiago Mariño y el ejército de José Ceballos en la sabana de Arao, cerca de Valencia.

Simón Bolívar comisionó a Mariño quien, al mando de 2.800 patriotas, partió para El Tinaco en persecución de Ceballos que se hallaba en San Carlos. Mariño marchaba por la sabana cuando se topó con la división realista al mando de Ceballos que, con un ejército de 2.000 hombres, los esperaba desplegado en posición de batalla. Ayudadas por su estratégica ubicación, las tropas de Ceballos infringieron una contundente derrota a las fuerzas de Mariño.

Con relación a esta batalla, el historiador Esteves reseña:

«Mariño sale con su ejército en persecución de Ceballos, Salomón y Calzada. El día 13 de abril entran en TINAQUILLO y reorganiza sus fuerzas; el día 16 mueve su ejército de TINACO hacia SAN CARLOS… en ARAO, cerca de la ciudad, son sorprendidos y atacados por Cagigal y Ceballos, salvando la batalla de un desastre total la oportuna intervención del general Urdaneta, quien había quedado al mando de la reserva».

Mientras tanto, Urdaneta señala en sus memorias:

El General Mariño, se puso a la cabeza de la caballería y marchó a las diez de la noche, ordenando a Urdaneta que le siguiese con la infantería… La marcha fue lenta, y al amanecer una partida de hombres uniformados tiroteó a nuestra caballería en el paso del CAÑO DE ORUPE, distante tres leguas de SAN CARLOS… Al aproximarse a SAN CARLOS se descubrió al enemigo formado en Batalla a la orilla de la ciudad, y la caballería en las dos alas, presentaba una fuerza como de 2.500 hombres de tropa arreglada de ambas armas. Conociose que era preciso combatir y se mandó formar la línea de batalla pasando antes unos matorrales que dividen la sabana de ORUPE de la del ARAO, que era lo que mediaba entre patriotas y realistas, llano como la palma de la mano, y que se apoya en las últimas colinas que descienden de la cordillera y se pierden en la sabana… El día se pasó en escaramuzas y amagos de parte a parte, hasta las 4 de la tarde en que un grueso cuerpo de caballería atacó la división Bermúdez, que después de haber hecho la descarga general sin poder contener la carga del enemigo, se refugió a las colinas, y la caballería enemiga pasó a la retaguardia de los patriotas… Este es uno de aquellos momentos desgraciados que ocurren en las batallas y que deciden la suerte de los ejércitos; al repentino chocar de los jinetes realistas, la línea de batalla de los patriotas, hubo de desalentarse y se desordenó, y cuando la reserva combatía y los rechazaba, toda la caballería de Cedeño huía despavorida con casi todos los jefes del ejército a la cabeza… Todo estaba en calma al anochecer… reuniéndose, pues, los heridos del campo, y sin dejar al enemigo ningún trofeo, se emprendió la retirada a las 10 de la noche con dirección al TINACO, en la esperanza de encontrar allí al General en Jefe Mariño) con la caballería… Al amanecer se llegó al TINACO, pero ni se encontró a Mariño, ni a la caballería… En tal situación resolvió Urdaneta pasar al SITIO DE LAS PALMERAS, en donde habían algunos conucos y era posición que ofrecía ventajas para defenderse contra la caballería enemiga si fuese atacado, dar de allí aviso al Libertador de todo lo ocurrido y esperar sus ordenes, en LAS PALMERAS se encontraron ardiendo las cureñas de los cañones incendiadas por los fugitivos.

Fuente: http://frankvene.blogspot.com/

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