Lo que comenzó como una revelación mientras veía una película dirigida por Alfonso Cuarón, terminó siendo su oficio y una de sus más fuertes pasiones. En el séptimo arte Alexander Da Silva encontró la excusa perfecta para contar historias, primero como actor y luego a través de sus guiones. De ese episodio hasta hoy han pasado más de 14 años y nueve películas, una de ellas, “Azul y No Tan Rosa” de Miguel Ferrari galardonada con un Premio Goya como Mejor Película Iberoamericana en 2013. Sin embargo, ya mucho antes había asumido el compromiso de hacer del cine venezolano su bandera y su mejor carta de presentación.
Cuando eligió el camino de las artes como forma de vida, comenzó a estudiar cine en México. Hoy está haciendo una Maestría en Dirección en Londres. Visionario y librepensador ha sido capaz de retarse constantemente. Ha participado en obras de teatro, telenovelas y largometrajes en Colombia y México, donde por cierto, lo esperan con ansias para que regrese como actor o director. Además, paralelo a su trabajo en los medios, creó una línea de ropa bajo el nombre “Ocho Clothing”, proyecto que aspira retomar una vez culmine sus estudios. Da Silva no sabe de pausas, sabe de ideas, de objetivos y detalles; esos que puede reflejar en lo que leemos en sus redes sociales o lo que percibimos en sus fotografías, uno de los hobbies del artista.
Optimista y creativo ya tiene muy precisado qué quiere para su futuro y, como es común en esos soñadores disciplinados el éxito está garantizado. Lo que fue una epifanía hoy es una realidad que aspira a largo plazo transformar su entorno. Alexander Da Silva es de esos venezolanos emprendedores y entusiastas que apuestan a la educación como única herramienta posible para crecer en el ámbito profesional.
¿Cómo va la maestría en Londres?
Excelente. Esta ha sido una de las decisiones más importantes de mi vida y de las más acertadas también, pero también retadora. Hacer una maestría en inglés ha sido bastante difícil porque la exigencia académica aquí en Londres es bastante fuerte, pero ha sido un proceso maravilloso. Creo que me hacía falta definitivamente profundizar en la teoría del cine, por muchos años he tenido contacto con la práctica no solamente como actor, sino como director y productor de mis cortometrajes y algunos largometrajes, y me hacía falta esto, encontrarme con el género, definir mi camino como director sobre todo, definir mi estilo, el tipo de historias que quiero contar y ponerle foco a esta pasión que está un poco desbordada y sin rumbo. Estoy enfocado en eso y además trabajo en mis largometrajes, los estoy incluyendo en la maestría y trabajando con mentores y asesores personales que me están ayudando a complementar el desarrollo del guion; es algo que me tiene muy feliz pero bastante estresado.
¿Cómo te adaptaste en esa ciudad?
Yo creo que lleva años adaptarse completamente, más que adaptarme creo que lo que he hecho es fluir lo mejor posible porque sin duda alguna es un cambio bastante drástico, sobre todo a la ciudad que decidí venirme donde el clima es bastante diferente respecto a Venezuela; es otro idioma, la cultura es también bastante diferente, pero yo siempre he sentido una conexión muy particular con Londres no sé por qué; es una ciudad que me fascina en todos los sentidos y bueno eso ayudó a que fluyera. Yo creo que adaptarse amerita un proceso más largo en el que creas tu círculo de amistad nuevo, en el que sueltas la idea de volver a tu país y donde empiezas a trabajar en lo que te gusta. Es un proceso largo, que no se logra en unos meses.
¿Cómo te ha recibido la gente en Londres?
Londres me ha tratado genial, a pesar de lo que mucha gente dice que suelen ser personas frías o distantes. Yo diría más bien que son bastante formales en comparación con nosotros que también podemos caer un poco en lo informal, pero la verdad es que es gente muy querida. Londres, lejos de ser una ciudad inglesa, es de todo el mundo porque hay gente de muchos países, entonces hay una mezcla de culturas muy grande y eso la hace una ciudad con tanta diversidad, con tanto atractivo y mucho que decir. A pesar de que su arquitectura es muy inglesa, la cantidad de cultura que hay en la ciudad es impresionante y eso la hace muy florida, con mucha diversidad.
¿Qué fue lo más difícil de emigrar?
Los primeros meses. Yo creo que cuando uno emigra tiene que estar claro en el proceso que va a vivir, al menos ese fue mi caso. Mi proceso fue bastante particular y cada persona tiene el suyo y tendrá una versión diferente dependiendo el país a donde se va, dependiendo con quién se va y en qué circunstancias de su vida emigró, entonces este tipo de preguntas son muy particulares. En mi caso lo más difícil fue dejar mi casa y por segunda vez a mi familia, porque ya hace muchos años viví afuera y pasé muchos años lejos de ellos y digamos que volví a Venezuela y me costó mucho dejarlos otra vez, volver a hacerme la idea de vivir lejos de mi casa; estaba muy apegado al clima, a la familia, a nuestras costumbres, sobre todo a la playa que para mí es un elemento importantísimo. También el nivel que había alcanzado con mi trabajo y volver a empezar de cero, tocar puertas, volver a construir de alguna manera mis bases y el principio de una carrera, eso es lo que más me ha costado.
Comparte tres tips para emigrar
Uno, piensen bien el país a donde se quieren ir. Definitivamente váyanse acompañados o a un lugar en donde conozcan a gente querida o cercana. Tengan un plan claro de cuáles son sus objetivos y prioridades con el viaje. Y muy importante, mentalizarse que es un proceso que lleva tiempo y que está lleno de todo un poco, de felicidad, de tristeza, de éxito, de fracaso; es un proceso complejo que va a necesitar trabajo y paciencia, pero que vale la pena.
¿Qué es lo que más extrañas de Venezuela?
La playa, extraño mucho tener la playa cerca de la ciudad; el clima y El Ávila. Eso es lo que más extraño de Venezuela.
Si pudieras hacer una película sobre la situación de Venezuela, ¿qué nombre le pondrías?
Le llamaría “Re-Evolución”.
¿Algún día piensas regresar a tu país? ¿Por qué?
Sí, algún día espero regresar a mi país porque simplemente hay algo inexplicable, eso que uno siente cuando está en su tierra, el cuerpo, la mente, el espíritu cuando pisas tu tierra te sientes en casa. Y sí, por supuesto me gustaría volver algún día a Venezuela si las condiciones mejoran y si no, definitivamente, seguiré impulsando el cine de mi país.
En un futuro, ¿qué te gustaría hacer y cómo quisieras ser recordado?
Me gustaría dirigir películas. Me gustaría ser recordado como una persona que a través del arte puso un grano de arena e intentó hacer de este mundo, un lugar mejor.
Por: Duvrhazka Rodríguez