Bolívar inicia el paso de los Andes

El 27 de mayo de 1819 inicia el Libertador, desde Mantecal, la marcha para liberar Nueva Granada. Esta campaña, que impuso el famoso paso de los Andes, duró 75 días «con asombro universal». La culminación de esta hazaña fue la Batalla de Boyacá que dio la libertad a la Nueva Granada.

En sorprendente y osado movimiento estratégico, el ejército patriota, disciplinado por oficiales extranjeros y reforzado con numerosos reclutas, cruzó Los Andes e inició la campaña de Nueva Granada.

Los meses transcurridos en la Guayana permitieron al ejército reorganizarse, disciplinarse, incorporar numerosos oficiales ingleses, irlandeses, franceses y de otras nacionalidades europeas y adiestrar a los reclutas que acudieron de todas las provincias.

Francisco de Paula Santander fue designado vicepresidente de Nueva Granada y el Libertador volvió a Venezuela al siguiente mes.

El paso de los Andes

«Pronto estos oficiales supieron qué clase de soldados teníamos. El 2 de abril, Páez, con 150 llaneros, ganaba una increíble batalla en las Queseras del Medio. Para premiarlos, les di la Estrella de los Libertadores. Luego cruzamos el Arauca y de allí fuimos a establecernos en Mantecal.

Como el ir a la Nueva Granada exigía meditación y consulta, reuní una Junta de Guerra en la aldea de Setenta para explicar el proyecto. Todos los oficiales estuvieron de acuerdo. Así, pues, emprendimos la marcha el 27 de mayo de 1819.

El general neogranadino Francisco de Paula Santander iba a la vanguardia. El conocía bien el terreno que pisaba y era un hábil e inteligente militar. La marcha era dura, forzada, porque teníamos que cruzar muchísimos ríos crecidos. Cuando llegamos a Pore, en menos de un mes habíamos recorrido 600 kilómetros.

Pero lo más duro estaba por delante. Para no tropezar con las fuerzas realistas y caerles de sorpresa, se me ocurrió que debíamos atravesar con todo el ejército el páramo de Pisba, rodeado de barrancos y peñascos, por senderos que apenas si hacen posible la marcha y además con un frío aterrador y la molestia constante de la lluvia y el granizo. Aquello era casi superior a nuestras fuerzas.

Yo no me cansaba de animar a los soldados, que caían muertos de cansancio o engarrotados por el frío. A muchos de ellos hubo que darles palizas para que les pasara el «mal del páramo». Tal fue la marcha, que la caballería llegó sin caballos, sin armas y sin nada que les molestase, porque ya era bastante poder con el propio cuerpo.

Con todo, el general Barreiro nos hizo frente en Gámeza y lo batimos por completo, aunque hubo gestos de heroísmo de ambas partes. Y días más tarde obtenemos una ejemplar victoria en Pantano de Vargas. A marchas forzadas llegamos a Tunja y dos días después, el 7 de agosto libramos la famosa Batalla de Boyacá, en que el ejército español quedó rendido ante nuestra osadía y el propio general Barreiro fue hecho prisionero. El virrey Sámano, que estaba en Bogotá, abandona la capital y la tomamos nosotros el día 10. El 20 de septiembre estoy en camino para Venezuela y llego a Angostura el 11 de diciembre.»

 

Fuente: http://www.efemeridesvenezolanas.com

Comentarios

comentarios