Preparar la despedida para los niños que también emigran

La despedida es una etapa crucial de la emigración, que puede afectar a todos los miembros de la familia. Debe elaborarse del mismo modo que se hace con el duelo, dado que también se trata de una pérdida.

La despedida debe prepararse como una ceremonia o un ritual que permita a los niños entender la pérdida y todos los sentimientos asociados a ella (tristeza, temor, nostalgia, deseos de llorar, etc.), y al mismo tiempo fortalecerse para el inicio de la aventura.

Llegado el momento de empacar y de hacer las maletas, es propicio demostrar a los niños que sus bienes más preciados partirán con él: juguetes, libros, ropa y otros objetos. El triaje debe hacerse con suficiente tiempo, involucrando al pequeño en la toma de decisión sobre lo que no tiene cabida en el equipaje. Se trata de que el niño entienda que no habrá una ruptura en su historia personal. Que muchos objetos valiosos para él, por formar parte de su “vida anterior”, lo van a seguir acompañando.

Para los niños más sensibles, un bonito recuerdo de su país de origen puede ser confeccionar con sus padres un álbum de fotografías, dibujos y objetos valiosos, como una hoja de un parque, palabras afectivas escritas por miembros de la familia, los amigos y los maestros, recortes de trabajos de la escuela, fotografías y otros objetos de valor afectivo.

También puede animarse al niño a realizar manualidades como dibujos, tarjetas, figuras en plastilina, para regalar a sus familiares y amigos más queridos, como recuerdo de su partida, y en señal de agradecimiento por todos los momentos vividos.

Si las circunstancias lo permiten, se puede preparar una fiesta de despedida con la familia y los amigos, que incluya a las personas más apreciadas por el niño. Conviene que el espíritu del encuentro sea de celebración, alegría y gratitud. La nostalgia y la tristeza también estarán presentes y deberán manejarse como sentimientos legítimos del momento.

 

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