Nuestra imagen en Chile y cómo mantenerla

Luego de estar un par de años en Chile, he podido notar que los venezolanos, a nivel general, somos muy bien vistos acá. En mi opinión, esta imagen positiva proviene de dos situaciones independientes:

  • Los chilenos tienen mucho más tiempo recibiendo inmigrantes peruanos, bolivianos y colombianos. Estos son países con los que históricamente han tenido conflictos y cuya migración ha sido muy diferente a la nuestra.
  • Al principio, los venezolanos que emigraron a Chile lo hicieron por elección, no por necesidad. Esta primera impresión hizo que los chilenos nos vieran como personas con alto nivel académico que venían a estas tierras para crecer profesionalmente.

Si bien todos los que llegamos en los últimos años teníamos las puertas abiertas gracias a estos visionarios, es nuestro deber mantener, afianzar y hasta mejorar la percepción generalizada hacia nuestra colonia. No es secreto para nadie que las malas noticias se esparcen con mucha más facilidad que las buenas, es por eso que un error de alguno de nosotros pesa más que varios buenos ejemplos.

Nos encontramos en un país con una economía estable, bajos niveles de inseguridad, altos niveles de empleabilidad y que, encima de eso, se rige bajo una ley migratoria amigable para los extranjeros. Estas características sitúan a Chile como un paraíso de escape al que cada vez llegan más venezolanos, pero cuando los números crecen, salen a la luz ciertas actitudes y situaciones que, en vez de sumar, restan.

Lamentablemente, se ha hecho común caminar por las calles del centro y ver carritos vendiendo comida venezolana sin contar con los permisos sanitarios correspondientes. También hemos sido noticia por comprar/vender contratos de trabajo para tramitar la visa, inventar direcciones en otras regiones para aprovecharse del sistema y reducir los tiempos de espera del permiso de trabajo, hacer fiestas escandalosas durante la noche perturbando la paz de los vecinos y hasta por abandonar puestos de trabajo desapareciendo sin previo aviso después de haber usado al empleador solo para obtener el contrato.

La buena imagen que ostentamos no es infinita. Aunque sé que estas son excepciones a la regla y que la mayoría de los venezolanos hemos probado ser personas responsables y trabajadoras, no podemos hacernos la vista gorda ante situaciones que nos afectan a todos por igual y debemos señalarlas alzando la voz cada vez que las presenciemos, así evitaremos llegar al punto que originalmente nos hizo tomar la decisión de emigrar.

Lo más importante es entender que somos nosotros los que estamos llegando a este país, por lo tanto, debemos adaptarnos e integrarnos a su cultura en vez de querer colonizar un espacio de tierra. Ampliar el grupo social para incluir chilenos, conocer su historia, viajar por el país, acoplarse al dialecto, respetar la ley, probar la comida típica y celebrar el 18 de septiembre son acciones que facilitarán este proceso de adaptación.

No es lo mismo emigrar que simplemente mudarse de país. La emigración separa la vida en un antes y un después, demanda una gran cuota de madurez, nos saca de la zona de confort y permite que descubramos facetas que no sabíamos que teníamos, pero por encima de todo, debemos inyectar responsabilidad en cada una de nuestras acciones porque, al fin y al cabo, somos la representación de nuestra querida Venezuela donde sea que estemos.

Por: Jorge León.

Fuente: https://venezolanoenchile.com/

Imagen: web

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