La historia de la dinastía manchú: el fin de los emperadores chinos

En el siglo XIX la dinastía manchú Qing entró en un periodo de declinación. En la segunda mitad del siglo, el imperio Qing se encuentra debilitado tanto por las presiones internacionales como por los conflictos internos y las intrigas cortesanas.

Uno de los sucesos más influyentes fue Primera Guerra del Opio (1839-1842), un conflicto militar que opuso por razones comerciales al Reino Unido contra el imperio Qing. Es considerada como la primera manifestación de la decadencia del imperio chino, incapaz de resistir al Occidente. A partir de allí,  comienza un largo periodo de inestabilidad que conducirá a la abolición del imperio como régimen de gobierno en 1912, y reemplazado por un régimen republicano.

Durante la Segunda Guerra del Opio (1856-1860), Francia y el Reino Unido (sostenidos por los Estados Unidos y Rusia) atacaron Pekín y la corte debe huir a Manchuria. El emperador Xiangfeng (1831-1861) cayó en depresión y murió en 1861. La emperatriz regente Cixi (1835-1908) nombró entonces emperador a su hijo Tongzhi (1856-1875) de cinco años. Desde la adolescencia, Tongzhi llevó una vida disipada, frecuentando los fumaderos de opio y las prostitutas fuera de la Ciudad Prohibida. Contrajo la sífilis y murió a los 18 años sin dejar descendencia.

A la muerte de Tongzhi en 1875 le sucedió en el trono su primo Guangxu (1871-1908) que tenía entonces tres años. Guangxu se casó en 1889 con la emperatriz Xiaodingjing (1868-1913) con la que tampoco tuvo descendencia. Guangxu, tratando de liberarse de la tutela de la emperatriz regente Cixi, intentó en 1898 llevar a cabo una profunda reforma del imperio, modernizando el gobierno según un modelo europeo. Pero ello contrariaba la voluntad de Cixi, para quien los europeos eran solamente invasores bárbaros. La corte se dividió entonces en dos tendencias: los conservadores, encabezados por Cixi y los progresistas, liderados por el emperador.

Sintiéndose desplazada del poder, Cixi urdió un complot que se transformó en golpe de Estado y Guangxu fue detenido y declarado como “incapaz de gobernar”. Como Guangxu no tenía descendencia, Cixi retomó de hecho el pleno poder y lo mantuvo, nombrando como futuro sucesor del trono a Pu-yi (1906-1967) un príncipe de la familia Qing, hijo de Zaifeng, segundo príncipe Chun.

Pu-yi, que entonces es un niño de dos años y 10 meses, asciende al trono el 2 de diciembre de 1908, bajo la regencia de su padre Zaifeng.  Pu-yi se convirtió en el último emperador chino y el último representante de la dinastía manchú.

Este, vinculado al partido tradicionalista, detuvo el proceso de reformas que habían iniciado sus antecesores. El inmovilismo imperial acrecentó el descontento y permitió el triunfo de la revolución nacionalista encabezada por Sun Yat-sen, que proclamó la República en 1911 y forzó la abdicación de Pu-yi en 1912. No obstante, se le permitió seguir viviendo en Pekín, en la residencia tradicional de la corte imperial, la Ciudad Prohibida.

Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/

Imagen: http://www.youtube.com

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